Como siempre, llegada las 10 de la noche, se procedía a cerrar la
farmacia; y como siempre era el momento que más cliente-pacientes iban a buscar
sus medicamentos: Que ganas de decirle
su par de cosas, pero, al fin son persona buscando ayuda a su problema de salud
y se les atendía, para eso soy farmacéutico; me comentaba el licenciado Ramírez.
El Lic. Ramírez, (QDEP) un farmacéutico residente en Santiago viajaba
todos los días a Soná, laboraba en la mañana en el Hospital Ezequiel Abadía de
Soná y en la tarde en la Farmacia “Botica Padre Guembe”.
La Botica Padre Guembe, una de las dos farmacias que había en el pueblo
de Soná, brindaba servicio de atención a las recetas subrogadas de la CSS para
ese entonces. Consistía en que las
farmacias privadas afiliadas al plan les surtían los medicamentos a los
asegurados cuando las farmacias de la institución no contaban con inventario.
Estos formularios que llevaban la información del medicamento:
Descripción, cantidad y dosis de este, y solo eran dispensadas por el Lic.
Ramírez cuando llegaba a las 2 de la tarde, de tal manera que los pacientes
dejaban el formulario en la mañana y pasaban a retirar el medicamento en la
tarde después de las 5 pm. Esto ya era rutinario y todo el pueblo sabía que el
Lic. Ramírez era quien dispensaba los medicamentos.
Adicional, el Lic. Ramírez era quien preparaba los productos oficinales
y las preparaciones magistrales.
Recuerdo que nunca se mostraba cansado, la verdad siempre se le veía con
mucha energía, además muy jovial y compasivo con las personas, siempre estaba
dispuesto a orientar cuando alguien le preguntaba algo, de hecho, algunos le
llamaban “doctor”. El agradecimiento se
notaba cuando venían personas con obsequios como gallina, maíz, arroz y tantas
cosas que le traían clientes-pacientes tanto del pueblo como del campo, de
verdad era muy querido por sus pacientes.
El licenciado Ramírez fue un farmacéutico dedicado a su profesión, sirviéndole
a una región donde era poco el servicio médico. Rodeado de personas del campo que lo veían
con respeto, como un hombre de ciencia.
Hoy de seguro, hay muchos Ramírez, muchos farmacéuticos que realizan su
labor con vocación sin esperar mucho o nada a cambio.
Este 29 de enero estamos celebrando el día del farmacéutico en Panamá,
de seguro en los tiempos del Lic. Ramírez, ni cuenta se daba de que existía un
día así, incluso tengo entendido que para entonces se celebra 1 de diciembre,
junto al día del maestro. Este último opacaba al del farmacéutico, no había
manera de hacerse notar.
Ciertamente, durante muchos años, el día del farmacéutico paso bastante
desapercibido para nosotros los farmacéuticos. Hoy es algo diferente, al menos ya se menciona
más, y adicional se celebra otros días internacionales del farmacéutico
reconocidos por todas partes.
Una profesión de mucho sacrificio, con poco o casi nada de
reconocimiento, pero con buena aceptación por parte de las personas, ya que al
final siempre van a una farmacia a consultar cualquier tema de la salud. En fin, no importa, usted siempre cuenta con
un farmacéutico para que le oriente con su tratamiento farmacoterapéutico, sea
profesional de la salud, paciente o simplemente un interesado en su salud.
Estamos para servirle a Ud. a Dios y a la patria.