Por : Walter Caballero 23-marzo-2023
Ser farmacéutico
es una profesión admirable que, aunque conlleva muchas responsabilidades, es
una vocación que muchos consideramos como una verdadera pasión. Sin embargo,
debemos reconocer que esta tarea no es fácil, ya que los deberes que debemos
asumir a menudo nos impiden disfrutar de los derechos que merecemos.
La remuneración
que recibimos a menudo nos mantiene en una situación económica precaria y, en
ocasiones, insuficiente para cubrir los gastos básicos de nuestras familias.
Además, nuestra profesión está tan regulada como la de los controladores
aéreos, y debemos cumplir con horarios estrictos.
A pesar de todo
esto, amo mi profesión y veo esta regulación como parte de mi compromiso con el
cuidado de la salud de mis pacientes. Sin embargo, me duele que la sociedad a
menudo no valora nuestro trabajo y que algunos empresarios solo nos ven como
meros generadores de ingresos para sus negocios.
La farmacia es un
sector de la salud, donde trabajamos junto con los médicos y las enfermeras
para brindar atención sanitaria a los pacientes. Los empresarios deberían
comprender esto y no solo ver a la farmacia como un negocio común. En lugar de
eso, deberían contar con técnicos de farmacia capacitados para ayudarnos a
brindar una atención adecuada y segura a nuestros pacientes.
Nuestra misión
como farmacéuticos es mejorar la salud y ayudar a los pacientes a usar
correctamente los medicamentos. Para cumplir con esta misión, debemos cumplir
con muchas obligaciones y responsabilidades relacionadas con la normativa y la
seguridad de los medicamentos y otros productos relacionados con la salud.
Antes de abrir
una farmacia, los propietarios, gerentes y administradores deberían recibir
capacitación sobre la responsabilidad que implica manejar y dispensar
medicamentos y brindar atención al paciente. También deberían comprender que
necesitan contar con suficiente personal para brindar una atención adecuada y
segura.
Como farmacéuticos, somos responsables de los medicamentos desde el momento en que los recibimos hasta que los entregamos al paciente, incluso debemos hacer un seguimiento farmacoterapéutico de los pacientes con tratamientos crónicos. Además, debemos seguir buenas prácticas de almacenamiento y atención al paciente, llevar un registro detallado de todos los medicamentos dispensados e informar regularmente a las autoridades reguladoras.
Definitivamente,
señor empresario, contrate cajera y personal para que le realice el aseo del
local, de esta manera su personal farmacéutico podrá actuar como profesionales
y brindarles un servicio farmacéutico verdaderamente profesional a los
paciente, quienes de seguro al verse atendidos con profesionalismo se volverán
clientes frecuentes, para llamarlos con el termino que a ustedes les gusta; y
así todos ganamos.
La triste
realidad es que nos sentimos frutados cuando dispensamos y a duras penas
podemos decirle unas cuantas cosas al paciente ya que tenemos toda una fila por
delante que atender, allá en la esquina un pedido que recibir, para luego
acomodarlo, sabiendo que estoy solo en el pequeño espacio de la farmacia, tengo
que hacer las veces de cajero, mesclando la esencia del dinero con el espíritu
del medicamento, entregándole al paciente una posible contaminación cruzada,
sin dejar de mirar la escoba y el trapeador ya que tengo que hacer la limpieza
del local, sin olvidar la limpieza del inodoro. “Jefe, le lavo el auto cuando
llegue por allí, total me sobra tiempo.” (Ironías de la vida)
En conclusión,
ser farmacéutico es una tarea difícil pero gratificante. Si bien debemos
cumplir con muchas obligaciones y responsabilidades, nuestro trabajo es vital
para la salud de nuestros pacientes. Es importante que los empresarios comprendan
la importancia de nuestra profesión y que cuenten con suficiente personal para
que los servicios brindados sean de alta calidad y se cumplan con las “buenas
practicas de atención en farmacia comunitaria”.