miércoles, 22 de mayo de 2024

Ahora, a trabajar por Panamá

 


La campaña política ha llegado a su fin y tenemos nuevos funcionarios electos. El presidente electo ha nombrado a casi todo su gabinete, y ya no queda más que decir; ahora es el momento de trabajar para enderezar el camino administrativo, jurídico y político de nuestro país.

El nuevo inquilino del Palacio Ejecutivo ha dado buenas señales hasta ahora, tanto en sus discursos como en sus designaciones. Esperamos que en su gestión prevalezcan la sensatez, la transparencia y una buena administración.

El presidente electo, un hombre que luchó en las calles durante la época de la dictadura, conoce bien las consecuencias de una mala gestión. Si no actúa correctamente, podrían surgir protestas en las calles. Por lo tanto, debe asegurarse de que su administración se oriente siempre al bienestar del país y esté en consonancia con sus conciudadanos, evitando así las prácticas que siempre combatió.

Es difícil erradicar las malas prácticas políticas y, a menudo, los adversarios no son razonables. Incluso cuando algo es beneficioso, lo rechazan simplemente por oponerse al mandatario, quien los derrotó en las urnas.

En cuanto a los diputados, el panorama ha cambiado significativamente: ya no son cinco los independientes, sino veinte, lo que significa veinte voces exigiendo que las cosas se hagan bien. Los políticos deben adaptarse a esta nueva realidad y aprovecharla para cambiar su actitud, recuperando así la credibilidad de la ciudadanía, que actualmente califica muy mal su gestión.

Deben dejar de enfocarse en comprar votos, regalar prebendas u ofrecer ayudas. En su lugar, deben presentar y sustentar proyectos sólidos. Si los proyectos son buenos, serán aprobados; si no, serán rechazados. Es hora de acabar con las prácticas clientelistas y respaldar al pueblo cuando sea necesario.

Si los diputados continúan con el método tradicional, serán rechazados por los ciudadanos.

Los alcaldes y representantes tienen ahora la oportunidad de cumplir con las tareas que les encomienda la Constitución, como velar por sus comunidades y sus necesidades urgentes: caminos y calles, escuelas, servicios de agua, electricidad, comunicación y salud, sin olvidar la seguridad.

El reto planteado por los electores es grande, pero es la oportunidad esperada para iniciar un nuevo diseño en el que las autoridades elegidas administren la cosa pública pensando en lo que le conviene al país. Es crucial que manejen sus responsabilidades con la transparencia requerida y la buena voluntad en sus acciones.

Esperamos que así sea y que Dios nos guíe hacia un futuro lleno de cambios positivos para este país que tanto los necesita.

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