La experiencia internacional ha demostrado que la reforma y fortalecimiento de la atención primaria y comunitaria (APyC) son esenciales para mejorar la salud de la población. Sin embargo, en Panamá, la atención primaria se enfrenta a numerosos retos, a pesar de algunos avances significativos. Desde la creación de la Caja de Seguro Social (CSS) y el Ministerio de Salud (MINSA), ha habido esfuerzos por garantizar acceso a servicios de salud, pero la realidad es que el sistema de atención primaria aún no ha alcanzado su máximo potencial.
Desafíos en la atención primaria en Panamá
En las últimas dos décadas, el sistema de salud panameño ha estado sometido a tensiones crecientes. La atención primaria, en particular, ha sufrido debido a la presión asistencial, falta de recursos y reformas insuficientes para abordar sus problemas fundamentales. A pesar de que se han construido más instalaciones y se han implementado nuevas tecnologías, la accesibilidad y la calidad de los servicios siguen siendo desiguales, especialmente en áreas rurales y comarcas indígenas.
La atención primaria en Panamá enfrenta una doble crisis: por un lado, la falta de personal médico especializado y, por otro, la sobrecarga de trabajo que desmotiva a los profesionales de salud. Esto ha llevado a que muchos médicos y enfermeras busquen oportunidades en el sector privado o incluso fuera del país, dejando a las comunidades más vulnerables desatendidas. Esta situación perjudica tanto a los profesionales como a los pacientes, afectando la satisfacción y la percepción de la calidad del servicio.
Impacto de la desinversión y la medicalización de la vida cotidiana
El abandono y la falta de inversión adecuada en la atención primaria están generando un ciclo vicioso donde la reducción en la calidad del servicio repercute negativamente en el sistema sanitario en general. A medida que más panameños buscan soluciones rápidas en clínicas privadas o a través de medicamentos sin prescripción, se exacerban problemas como la automedicación y la sobreutilización de recursos, lo que termina impactando negativamente en la salud pública.
A nivel nacional, los servicios de salud han sido afectados por políticas económicas que priorizan otros sectores sobre la salud, lo que ha generado inequidades en la cobertura y calidad de los servicios ofrecidos. Esto se evidencia en las disparidades regionales y socioeconómicas en el acceso a servicios de salud de calidad.
Propuestas para fortalecer la atención primaria en Panamá
Para revertir esta situación, es urgente que los responsables de la toma de decisiones en Panamá reconozcan la importancia de fortalecer la atención primaria. Se necesita una estrategia coherente y sostenida en el tiempo que aborde tanto los problemas inmediatos como los de mediano y largo plazo. Esto incluye la necesidad de una mayor inversión en infraestructuras, recursos humanos y tecnologías que faciliten el acceso a la atención primaria de calidad en todas las regiones del país.
Además, los profesionales de la salud deben ser empoderados y motivados para asumir un papel más activo en la mejora del sistema. Es esencial que se promueva una cultura de colaboración y que las organizaciones profesionales y científicas sean más proactivas en la defensa de sus intereses y en la formulación de propuestas constructivas.
El papel de la ciudadanía y la lucha contra la medicalización
Finalmente, es crucial que se aborde el problema de la medicalización de la vida cotidiana. Para ello, es necesario implementar campañas educativas que fomenten el autocuidado y la responsabilidad en el uso de los servicios de salud. Esto requiere una colaboración entre el sector público, las organizaciones sociales y la ciudadanía, promoviendo un uso más racional y eficiente de los recursos disponibles.
Conclusión
La atención primaria en Panamá enfrenta desafíos significativos, pero también oportunidades para mejorar. Con un compromiso político decidido y una mayor inversión en este sector, es posible lograr un sistema de salud más equitativo, eficiente y resiliente. Es hora de que todos los actores involucrados, desde el gobierno hasta los profesionales de la salud y la ciudadanía, trabajen juntos para hacer realidad un modelo de atención primaria que realmente responda a las necesidades del país.
El papel de las farmacias comunitarias en la atención primaria en Panamá
En la estructura de atención primaria, las farmacias comunitarias representan un punto de contacto esencial entre la población y el sistema de salud. Estas farmacias no solo dispensan medicamentos, sino que también actúan como centros de orientación, educación sanitaria y seguimiento del tratamiento, complementando los servicios ofrecidos por las clínicas y centros de salud. Su inclusión activa en el sistema de salud panameño es clave para mejorar la calidad de la atención y el bienestar de los pacientes.
1. Mejora del acceso a los medicamentos y servicios farmacéuticos
En muchas áreas de Panamá, especialmente en zonas rurales y comarcas indígenas, las farmacias comunitarias son los puntos más accesibles para obtener medicamentos y recibir asesoría profesional. Integrar a las farmacias en el sistema de atención primaria a través de programas de colaboración con el MINSA y la CSS podría asegurar una distribución más equitativa de medicamentos esenciales y un seguimiento más cercano de los tratamientos.
2. Educación sanitaria y prevención de la automedicación
Las farmacias comunitarias pueden desempeñar un papel vital en la lucha contra la medicalización de la vida cotidiana y la automedicación, problemas comunes en Panamá. Los farmacéuticos comunitarios pueden educar a los pacientes sobre el uso adecuado de los medicamentos, identificar posibles interacciones y prevenir el abuso de fármacos, contribuyendo así a un uso más racional y seguro de los recursos de salud.
3. Integración en programas de seguimiento y manejo de enfermedades crónicas
Dado que la atención primaria debe enfocarse en la prevención y el manejo de enfermedades crónicas, como diabetes e hipertensión, las farmacias comunitarias pueden ser un aliado estratégico. Al trabajar de la mano con médicos y enfermeras, los farmacéuticos pueden ayudar a monitorear la adherencia al tratamiento, detectar efectos adversos y proporcionar consejos personalizados para mejorar la salud del paciente.
4. Fortalecimiento de la atención farmacoterapéutica
Las farmacias comunitarias también pueden desempeñar un papel importante en la implementación de perfiles farmacoterapéuticos, donde se lleva un registro detallado del tratamiento de los pacientes. Este enfoque no solo mejora la seguridad en el uso de medicamentos, sino que también permite una atención más personalizada y continua, alineada con los principios de la atención primaria.
5. Colaboración en campañas de salud pública
La red de farmacias comunitarias puede ser utilizada para amplificar las campañas de salud pública dirigidas a la prevención y la promoción de la salud. Desde la vacunación hasta la educación sobre enfermedades infecciosas, estas farmacias están bien posicionadas para llegar a un gran número de personas, y su participación activa en estas campañas puede aumentar significativamente su impacto.
6. Implementación de la Receta Digital y el control de medicamentos
En el marco de las propuestas para modernizar el sistema de salud en Panamá, las farmacias comunitarias deberían ser integradas en la implementación de la Receta Digital, permitiendo una mayor fluidez en la gestión de prescripciones y facilitando el acceso a medicamentos. Además, su participación en sistemas de control de medicamentos, como los que monitorean el uso de sustancias controladas, puede mejorar la seguridad y la transparencia en la dispensación de estos productos.
Conclusión
Las farmacias comunitarias no solo deben ser vistas como puntos de venta de medicamentos, sino como centros de salud integrales que contribuyen activamente al bienestar de la población. Su inclusión en el fortalecimiento de la atención primaria en Panamá es esencial para mejorar el acceso, la educación sanitaria, y la calidad del servicio. Para lograr esto, es necesario fomentar la colaboración entre las farmacias, el gobierno y otros actores del sistema de salud, asegurando que estas farmacias jueguen un papel activo en la construcción de un sistema de salud más fuerte, equitativo y eficiente.
fuente: